MUJERES Y PARIDAD POLÍTICA
MUJERES Y PARIDAD POLÍTICA
Cecilia Moreno Rojas
Socióloga
Presidenta del Centro de la Mujer Panameña (CEMP)
14/mayo/2011
A lo largo de la historia la acciones políticas basadas en paradigmas tradicionales han configurado una organización social basada en una división sexual del trabajo que configura normas, identidades e instituciones que estereotipan y discriminan a las mujeres, afectando sus posibilidades de ejercer una plena ciudadanía y de acceder democráticamente a los espacios de decisión y poder.
Aún cuando las mujeres han demostrado en todo el mundo tener capacidad de liderazgo social y político, los estereotipos tradicionales que definen lo “femenino” y lo “masculino” refuerzan la tendencia a que las decisiones políticas sean predominantemente una tarea de hombres.
Históricamente son los hombres los que logran acceder a las posiciones de mayor jerarquía y decisión, mientras que para las mujeres, tanto el acceso como la permanencia en los cargos, siguen siendo precarias. La baja presencia de mujeres en puestos de dirección política ilustra y sintetiza el grado de discriminación de género que todavía existe en la sociedad.
Esta realidad es palpable al observar los indicadores de participación y acceso al poder político, correspondiente a la relación entre mujeres y hombres en cargos de responsabilidad política, en el Estado (ejecutivo, legislativo y judicial); en los partidos políticos y en la academia.
A través de estos indicadores podemos observar que la persistente inequidad que afecta a las mujeres hoy día, se refleja en todos los estamentos de la sociedad, especialmente, en la sub representación femenina en los principales espacios de poder y de toma de decisiones.
En Panamá son pocas las mujeres que vemos asumiendo puestos políticos directivos en los partidos a pesar de constituir el 45% de sus afiliados. En la Asamblea Nacional a penas representan el 8.5%, con seis diputadas principales y 13 suplentes. En las alcaldías solamente hay ocho mujeres a nivel nacional, es decir el 9.3% de los municipios. En el Órgano Ejecutivo las mujeres en posiciones de poder si acaso representan el 7 %. En el nivel de gobiernos locales es donde se incrementa un poco más la participación de las mujeres, sin embargo, su proporción sigue siendo menor a la de los hombres.
Estos indicadores no sólo expresan el resultado de los procesos y barreras con que se enfrentan las mujeres para acceder a esas instancias y por otro lado, dan cuenta de la necesidad urgente de crear un marco institucional y normativo para avanzar en el cumplimiento de compromisos internacional contraídos de incorporar políticas con equidad de género.
Una participación equitativa de las mujeres en la política supone la incorporación de un número creciente de mujeres en los espacios público con una perspectiva de igualdad de derechos. Ellos no sólo significa aumentar la transparencia de los procesos políticos - electorales, sino también, la posibilidad de profundizar y perfeccionar la representación democrática.
A ello apuntan las reformas electorales
propuestas por el movimiento de mujeres, para lograr la “PARIDAD POLITICA”, en los puestos de dirección de los partidos y en las postulaciones electorales a Diputados, Alcaldes y Representantes.
propuestas por el movimiento de mujeres, para lograr la “PARIDAD POLITICA”, en los puestos de dirección de los partidos y en las postulaciones electorales a Diputados, Alcaldes y Representantes.
Con la PARIDAD se busca eliminar la inequidad existente y propiciar un adecuado balance de género en los diferentes espacios políticos e institucionales de modo que podamos asegurar que sea considerada por igual los puntos de vista de las mujeres y los hombres a la hora de tomar las decisiones. Con la PARIDAD sin duda aumentará el número de mujeres en los puestos políticos.
Sin embargo, transformar un orden social no es tarea fácil. La propuesta de reforma para la paridad entre mujeres y hombres ha generado algún tipo de resistencia por desconocimiento y prejuicios de algunos sectores, principalmente de los hombres, al pensar que se trata de privilegios para un sector. Además, se han hecho comentarios en contra, argumentando que las mujeres no están capacitadas; que les falta liderazgo político y en el peor de los argumentos, que no hay suficiente mujeres para las posiciones de poder político. Tales argumentos sólo trata de confundir a la opinión pública, y de justificar la inequidad y la discriminación de las mujeres. El deber del Estado es promover acciones afirmativas que contribuyan a la participación efectiva de los sectores menos representados en la política y en particular de las mujeres.
La experiencia en otros países que ya han tomado medidas positivas similares, contradice estos prejuicios y la resistencia machista. En todo caso, han logrado incrementar la representación de mujeres en los diferentes puestos políticos manteniéndose un balance más equitativo con respecto a los hombres.
La aprobación de la reforma paritaria permitirá que la forma de postulación de las/los candidatas/os en las próximas elecciones sea más equitativa, democrática y representativa.
Avanzar con la paridad en el número de mujeres y hombres, permitirá una progresiva redistribución del poder social y político en el país. La paridad como acción afirmativa es considerada por la CEDAW, como una medida que contribuye a superar las brechas de género y favorece la emergencia de una nueva cultura que permita la presencia equilibrada de mujeres y hombres en las instancias de participación ciudadana y poder.
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