Política: ¿por qué deben participar más mujeres? ZULAY RODRÍGUEZ LU


Política: ¿por qué deben participar más mujeres?
ZULAY RODRÍGUEZ LU   (Tomado de  laestrella.com.pa)



En la actualidad, solo hay seis mujeres entre los 71 diputados de la Asamblea Nacional, lo que representa el ocho por ciento de la conformación de la misma. Eso significa que la participación femenina en Panamá es muy poca, o casi nula, comparada con otros países de Latinoamérica, que poseen porcentajes entre el 30 % y el 48 %.

Nos preguntamos, ¿por qué tan poca la participación de las mujeres en la política panameña? En un reciente reportaje se publicó que la participación femenina para los cargos de elección popular en el 2014, apenas alcanzó el 18 %.

Muchas mujeres contestarán que los factores principales son: que la mujer debe poner como prioridad su familia y sus hijos, pues la familia es el pilar de toda sociedad; porque para hacer política y tener posibilidades de ganar implica estar permanentemente en campaña política y debes, no solo darte a conocer y posicionarte en el área, sino dar a conocer tus propuestas, lo cual implica tiempo.

Otro factor que muchas mujeres dirían que limita la participación femenina es el dinero. Las campañas que hace algunos años resultaban económicamente accesibles, ahora son económicamente inalcanzables y, más aún, ahora hay que competir contra el presupuesto estatal que, actualmente, el Partido gobernante facilita, principalmente, a todos sus candidatos varones, dándoles recursos, publicidad y dinero del propio Estado.

Adicionalmente, ahora la mujer debe enfrentar la campaña sucia, la cual se ha convertido en una herramienta muy popular en el ámbito político. Anteriormente, las mujeres podían esperar adjetivos calificativos como ‘mala madre’, ‘mala esposa’, ‘prostituta’, entre otros. Sin embargo, la tónica en la política panameña, desde que el partido oficialista quedó en el poder, se ha endurecido y las descalificaciones y términos vulgares abundan, afectando el entorno familiar de las candidatas, entorno que, anteriormente por lo menos, era respetado.

Grabar, filmar, editar y sacar videos de las candidatas, cuyo contenido se traduce en hechos falsos que denigran no sólo a la candidata, sino también a sus padres, hermanos e hijos, se ha vuelto algo común y cotidiano en nuestro medio. Constantemente observamos publicaciones y videos editados, en los que prácticamente muestran a candidatas como si las mismas se estuvieran prostituyendo, denigrando su nombre, imagen y honor familiar, aún cuando los mismos políticos predican que se debe combatir la violencia contra las mujeres, lo cual no practican con el ejemplo. Autoridades silenciosas, como el fiscal Electoral, permiten que se cometa toda clase de delitos políticos con total impunidad.

Por estas razones, muchas féminas se preguntan: ¿Vale la pena participar en la política, cuando ese tiempo se lo puedes dedicar a tu familia, hijos y esposo? Y, por otra parte, ¿estás preparada para soportar insultos, infamias, calumnias, amenazas y traiciones, tan cotidianas en la política criolla?

Las frases del presidente y sus ministros que ‘te mandan a cuidar de tu marido e hijos, diciéndote que si no lo haces es porque no los tienes; o te acusan de no querer a tus hijos o que, simplemente, eres una mujer despechada o problemática’. Aún con todo esto, siempre incentivaré que las mujeres participemos más en política, porque una candidata debe siempre marcar la diferencia, cambiar la historia y dejar huellas; transcender fronteras, enseñar y concientizar al electorado.

Imaginémonos un mundo paralelo, en que las mujeres no pudieran participar en la Política. Con los varones abundan las desigualdades sociales, las mujeres son más sensibles a las injusticias sociales. Los varones como líderes de gobierno, no han disminuido la pobreza, las mujeres en el hogar, buscan el bienestar de sus hijos y familiares. Los varones justifican las guerras y las promueven, las mujeres demuestran que son negociadoras, conciliadoras y buscan la paz a través de acuerdos. Los gobernantes masculinos realizan más negociados, que se traducen en riquezas para unos pocos; las mujeres tienden a ser más honestas, transparentes y sinceras en las finanzas públicas, con muy pocas excepciones.

Recuerdo la frase de Mahatma Gandhi: ‘Lo más atroz de las cosas malas, de la gente mala, es el silencio de la gente buena’. Si las mujeres no quieren participar en la política, después no podremos quejarnos, ya que pudimos establecer la diferencia y no nos atrevimos a hacerlo, aunque esto también implica que debemos convencer a los electores de escoger más mujeres en el 2014 y que, una vez elegidas, se atrevan a hacer esa diferencia, cambiar el rumbo del país, y evitar que los electores nos digan que resultamos ser más de lo mismo y lo mismo de siempre.

En nosotras está marcar la diferencia para rescatar nuestro país.

ABOGADA.

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